El periodismo especializado en desarrollo en el marco de la Agenda 2030. Una mirada a España.

*Comunicación presentada en el eje 6 “ Medios de comunicación alternativos para el nuevo mundo” del V Congreso de ALFAMED

La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovida por las Naciones Unidas, y firmada el 25 de septiembre de 2015 por los jefes de Estado y Gobierno miembros de este organismo internacional, nace como la oportunidad de generar un nuevo modelo de desarrollo humano sostenible global. Una propuesta para contribuir al bienestar y al progreso de los territorios, situando a las personas y al planeta en el centro de las políticas de desarrollo. La llegada y expansión del virus de la Covid-19 por el mundo, convertido en pandemia global tras su declaración por la Organización Mundial de la Salud (El País, 11 de marzo de 2020) hace templar las posibilidades de consecución de los ODS en los distintos países, incluido España. Según Barcena (2020), por citar un ejemplo, para la alcanzar las metas establecidas en el ODS 1, relativo a la pobreza mundial, hubiera sido necesaria una fuerte redistribución de ingresos y un alto crecimiento del PIB de los países, algo que, seguramente, no será posible tras los efectos de la pandemia en las economías de los países. Sin embargo, la autora del mismo informe manifiesta que las políticas para implementar la Agenda 2030 son más imprescindibles que nunca, y que en este nuevo escenario mundial en tiempos del coronavirus se refuerza la necesidad de acciones urgentes. En esta misma línea se encuentran el posicionamiento que han venido defendiendo, y adquiriendo más sentido si cabe en estos momentos de alarma sanitaria, de Sanahuja y Tezanos (2016) al hablar de la Agenda 2030 y los ODS como una propuesta cosmopolita de pacto global para el desarrollo. Para los autores “puede interpretarse, por ello, como un marco de gobernanza del desarrollo “multinivel”, de carácter global pero asumiendo el principio de subsidiariedad, sin el que sería difícil movilizar la acción colectiva en un   mundo   “westfaliano”   —o   southfaliano—   de   Estados   soberanos,   de multilateralismo poco desarrollado y de normas internacionales con reducida imperatividad” (Sanahuja y Tezanos, 2016: 551). El cambio que proponen los autores, y que están reclamando expertos, entidades sociales y ecologistas, organismos internacionales como UNICEF o el PNUD, es precisamente, intensificar la implementación de la Agenda 2030 como medida para salir de esta crisis. Igualmente, la europarlamentaria socialista, y catedrática de  Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo Olavide (Sevilla, España), Lina Gálvez, (eldiario.es, 24 de mayo 2020) hace una llamada de atención al compromiso personal en el artículo de opinión. Gálvez insiste en lo que “hacemos por nuestra cuenta, y por los demás tiene que ser distinto a lo que habitualmente hemos venido haciendo, ya que el comportamiento individual, ya sea por omisión u acción, también tiene que ver con lo que está ocurriendo”. De algún modo Sanahuja, Tezanos y Gálvez lo que proponen es un cambio de mentalidad y de actitud personal, para lograr el compromiso colectivo para alcanzar unos objetivos que significan construir global y localmente un desarrollo humano sostenible. Para lograrlo, instrumentos transversales como la educación, la comunicación y la información adquieren gran relevancia. Martínez Oses y Martínez (2015) ya venían apelando a la necesidad de construir o de reconstruir nuevos marcos de interpretación, de narrativas que sirvieran para interactuar de forma diferente, para alcanzar cambios reales. Si se regresa a la antesala de la Agenda 2030, a los conocidos por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), en las que ya había voces, como la Díaz Bordenave (2012) que reclamaba la necesidad de otra comunicación posible si el objetivo era alcanzar otro mundo posible (lema que inspiraba los distintos foros sociales mundiales celebrados en el marco de los ODM) y se recogía, evidenciando su importancia, aunque fuera desde el papel de las TIC, que información y comunicación son parte del desarrollo (UNESCO, 2011; UE,2006).Sin embargo, en la actual Agenda 2030, como advierte Cristina Sala Valdés (2017) son irrelevantes. La experta evidencia que se da poca importancia a los procesos comunicativos, no se hace mención a la comunicación para el desarrollo (a pesar que se incorporaron en los ODM gracias a las aportaciones y propuestas de foros internacionales como las cumbres de la Sociedad de la Información celebradas en Ginebra en 2003, en Túnez en 2005, y los congresos Mundial de la Comunicación para el Desarrollo de Roma en 2006 y en el General de la UNESCO en 2013), y se mantiene una visión de la información asociada a la producción de los grandes medios. Aún con este escenario no favorable, al ser imprescindible trabajar en el cambio de actitudes individuales y colectivas si se quiere implementar los ODS como propuesta de hoja de ruta para el desarrollo de los territorios, la comunicación e información con vocación transformadora adquieren una posición importante.

Este artículo además quiere destacar la oportunidad para el periodismo especializado al desarrollo a través de compartir las iniciativas españolas: el Desalambre (eldiario.es), Planeta Futuro (El País) y la revista 5W (del Colectivo 5w).

 

Los ODS tienen una visión limitada de la comunicación ya que queda reducida a su concepción más instrumental vinculada a las TIC (tal y como se expresa en el ODS 9, referente a la Industria, Innovación e infraestructura). De hecho su objetivo es reducir la brecha digital, ya que como afirma las Naciones Unidas, más de 4 millones de personas no tienen acceso a internet. El 90% de ellos están en el mundo desarrollado. Mientras que la meta 16.10 (localizada en el ODS 16: Promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas) dice literalmente: garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales. En ambos casos, un posicionamiento en el que prevalece la tecnología frente a la comunicación, donde se diluye la idea de la comunicación como derecho, y la información se limita como garantía para la existencia de los medios de información. En buena medida, el enfoque de las Naciones Unidas camina en una línea fina que confunde, mezcla, intercala la comunicación y la información como si fueran prácticas iguales. Ferrer (1997) decía que la comunicación servía para organizar la información. Mientras que Wolton (2007:384) considera que “la información tiene por objeto dar forma al mundo, dar cuenta de los sucesos, de los hechos y contribuir directamente al funcionamiento de secciones complejas, es inseparable de la comunicación”. Por lo tanto, si  la finalidad es poner el foco en la vocación transformadora de la Agenda 2030, habría que ir distanciándose del periodismo tradicional, que como recuerda Ramonet (1998) ve el mundo en desarrollo como un espectáculo o como protagonista de innumerables desastres. E incluso invertir la crítica a los medios del profesor Taibo (2007), cuando dice que la pobreza y el desarrollo no suelen estar en la agenda mediática, para caminar hacia un periodismo, que lógicamente evolucione, de la propuesta de modelo de periodismo especializado en desarrollo propuesto por Alan Chalkley en el foro de periodistas económicos organizado por la Fundación Thomson en Filipinas en 1960, hacia una práctica interesada en la profundidad de las noticias y en la concienciación crítica de su público. En cierta medida, son ejemplos de esta práctica los casos de Desalambre, Planeta Futuro y 5w. Iniciativas informativas que nacen en contextos de crisis (económica, del sector de la cooperación internacional, del propio modelo convencional del sector periodístico etc…), sin apenas experiencias previas en el panorama informativo español sobre estas temáticas de desarrollo (se podría tomar como referencia la aparición del suplemento Mestizaje de Diario 16 en el año 2000 como la primera sección fija, organizada en un medio nacional que hablaba de solidaridad, ONG, ecologismo y que afloró como consecuencia a la demanda colectiva que reclamaba con acampadas en las calles de las ciudades destinar el 0,7% del PIB español a la cooperación al desarrollo) y con claros cambios, tanto en el tratamiento de los contenidos como en su presentación (muy relacionados con la revolución que ha supuesto lo digital) para reforzar la conexión con su público.

 

Para el desarrollo de este artículo se ha utilizado el material de investigación realizado para la tesis doctoral ‘El tiempo de lo común en la información y la comunicación para el desarrollo y el cambio social: los casos de Planeta Futuro y Desalambre”, defendida en diciembre de 2018 en la Universidad de Huelva (España). Una metodología investigadora cualitativa basada en entrevistas presenciales y virtuales a los responsables de las sesiones Desalambre, Planeta Futuro y 5w, así como a periodistas especializados en el campo de la información al desarrollo, y a responsables de comunicación de ONG andaluzas. La selección de los medios para su análisis responde a los siguientes criterios comunes:

-Coincidencia temporal en su aparición.

-Medios de tirada nacional.

-Diseñado y desarrollado entornos digitales.

-Un enfoque de periodismo en desarrollo y defensa de los derechos humanos.

Igualmente formó parte de la investigación la celebración de un grupo de discusión con actores del periodismo, de la fotografía, del mundo asociativo y de la academia. Mientras que para el desarrollo de este artículo se ha tenido en cuenta la actualización y contextualización del momento actual, tomando como referencia el marco de la Agenda 2030 y la situación de excepcionalidad que supone la aparición de la Covid-19 y su presencia en los medios seleccionados.

De algún modo, el camino emprendido, inicialmente, por el diario The Guardian con su suplemento Global Development, en el que se incluye el blog Poverty Matters, especializado en analizar las causas y consecuencias de la pobreza, sirve de referencia para la puesta en marcha de la sección Planeta Futuro del diario El País en 2014. Ambas propuestas informativas coinciden en su enfoque y tratamiento en cuanto a los contenidos, en la prioridad  de contar los retos y evolución de los ODS, en hacer un seguimiento del interés por las informaciones que hablan de pobreza, desigualdad, salud etc…y en contar con el respaldo financiero de la Fundación Bill y Melinda Gate.

Un año antes, en 2013, eldiario.es, un medio nacido en el entorno digital y de tirada nacional, pone en marcha un blog con el título de Desalambre sobre migraciones y derechos humanos. Este blog, al poco tiempo, se convierte en la sección específica del diario para abordar de forma general los temas de desarrollo, el trabajo de las ONG, y, por supuesto, para seguir profundizando en las temáticas identitarias de este espacio especializado.

Mientras que el caso de la revista 5w, nacida entre 2016 y 2017, surge como medio transmedia, combinando una cuidada edición en papel, un espacio web y podcats para reivindicar un periodismo de calidad que responda en profundidad a las 5W clásicas de la profesión: what, when, where, why (qué, cuándo, dónde, y por qué).

Las tres propuestas como explican Toro, Hernando y Contreras (2018) tienen elementos comunes:

–              Son propuestas exitosas gracias a la implicación de periodistas convencidos en este tipo de información y en este modelo de periodismo. Es el caso de Lola Huete Machado en el País. Una profesional con una larga trayectoria, y que venía mostrando un especial interés por hablar del continente africano fuera de esterotipos en su blog África no es un país. Actual directora de Planeta Futuro. Juan Luis Sánchez, sudirector de eldiario.es, quien comenzó con el blog Desalambre para dar paso a la sección, siguiendo su trayectoria inicial periodismohumano.com (una propuesta que estaría a caballo entre la clasificación de periodismo solidario que hace Álvarez (2009) al referirse a los medios que hablan de las entidades y sus causas y la que realiza Cytrynblum (2009) al referirse al periodismo social como aquel que se interesa en profundizar en las causas). Mientras que 5W es el fruto colectivo de corresponsales de prensa como Xabier Aldekoa y Agus Morales, entre otros, convencidos en la necesidad de generar informaciones en profundidad para entender lo que acontece en el mundo, y que van más allá del espacio reservado en los medios convencionales.

–              Para las tres propuestas la especialización, la calidad, la profundidad en el tratamiento de los temas son elementos imprescindibles para conectar con un público que, como propone Manfredi (2015) sea parte del medio, formando comunidad.

–              La tecnología al servicio de la información, y no a la inversa. El contenido es lo relevante. Las propuestas aprovechan los recursos tecnológicos para promover nuevas narrativas en las que se hibridan textos, audios, imágenes e infografías. Sirve para conectar con la comunidad, ya que como apunta Santiago Justel (2012) se tiene un conocimiento preciso y de las preferencias de sus públicos. Se usan las redes para la viralización de las noticias. En definitiva coinciden con el planteamiento que “las TIC son herramientas imprescindibles, pero herramientas, al fin y al cabo” (Casals,2006:70)

Igualmente es importante destacar que la actual situación de pandemia global ha sido la temática preferente de las noticias e informaciones de estos medios. Han abundado noticias, crónicas, reportajes, opiniones cuyo foco principal ha sido el análisis de los efectos de la Covid-19 desde un punto sanitario o económico. Ha habido propuestas informativas que han puesto su foco en la repercusión del virus en colectivos vulnerables como inmigrantes, mujeres, desempleados y jóvenes. De hecho esta ha sido la línea más seguida por  Desalambre quien ha ampliado los trabajos periodísticos relacionado con la repercusión de la Covid-19 en migrantes, refugiados o personas en los umbrales de la pobreza. La revista 5W, por ejemplo, ha incorporado especiales sobre su incidencia en España como Soledades de Mayores (25 de mayo 2020), una crónica sobre la situación de las residencias de mayores en Cataluña. Mientras que Planeta Futuro ha publicado varias tribunas y opiniones de expertos analizando la repercusión de la Covid-19 en la consecución de la Agenda 2030 o en un escenario post-Covid 19. Es el caso, por citar alguno, la tribuna titulada ¿Dónde quedaron los ODS y la Agenda 2030? (22 de mayo 2020).

 

Si la Agenda 2030 y sus 17 ODS, incluso en un escenario post Covid-19 se presenta como la hoja de ruta necesaria para lograr un desarrollo justo, inclusivo y sostenible. La comunicación e información no pueden estar relegadas o tener una influencia menor, ya que el acceso a contenidos de calidad contribuyen a generar una ciudadanía crítica y comprometida con un cambio de modelo de desarrollo que pretende situar a las personas y al medio ambiente en el centro del progreso. Si la Agenda 2030 contribuye a un pacto global entre multiactores para abordar colectivamente los retos que tenemos como sociedades hiperconectadas, desde los sanitarios como la Covid-19, ambientales como el cambio climático, pasando por las desigualdades sociales o los aspectos que condicionan los modelos de ciudades, la movilidad o transversales como la educación o la igualdad etc…necesariamente hay que repensar y dotar de valor a la comunicación e información como instrumentos fundamentales para el cambio. Necesariamente hay que recuperar el espíritu y las recomendaciones del Informe MacBride (UNESCO, 1970) en el que se reconocía la importancia de democratizar las comunicaciones y trataba de evitar el sometimiento de la información y de la comunicación a la lógica del mercado. Hay que seguir trabajando en el empeño de garantizar el derecho a la información como elemento que fortalece las democracias. Hay que recuperar espacio y presencia en la Agenda 2030 para garantizar el enfoque de la comunicación y la información como claves para el desarrollo. Una estrategia híbrida donde la comunicación y la información pasen de ser consideradas como transmisores de mensajes, a procesos generadores de cambio social. Por eso tiene sentido la existencia de sesiones y medios especializados como los ejemplos citados. Estas propuestas informativas tienen que servir para ganarse el apoyo y respaldo social que garantice medios y trabajos periodísticos de calidad. Para que contribuyan desde el conocimiento a promover un comportamiento y actitud crítica de una ciudadanía cualificada. Que sirvan para demostrar que las TIC son instrumentos que ofrecen multitud de opciones para generar nuevas narrativas y nuevos contenidos, pero que tienen que estar al servicio de la información y de la comunicación, y no a la inversa. En definitiva, para ser piezas imprescindibles para alcanzar los objetivos y metas que pretenden ofrecer alternativas reales de un progreso equilibrado entre el capital social y el capital ambienta.

 

6 REFERENCIAS

 

Álvarez, D. A. (2009). Periodismo social, una nueva mirada a la realidad. I Congreso Internacional Latina de Comunicación Social. Universidad de la Laguna, España.

Casals Carro, M.J. (2006) La enseñanza del periodismo y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Estudios sobre el mensaje periodístico.59-70. https://core.ac.uk/download/pdf/38814204.pdf

Cytrynblum, A. (2009). Periodismo social: Una nueva disciplina. Buenos Aires: La Crujía. 2ªEdición ampliada.

Barcena, A. (2020). Coyuntura, escenarios y proyecciones  hacia 2030 ante la presente crisis de la Covid-19. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). http://aebba.org/wp-content/uploads/2020/04/Coyuntura-escenarios-y-proyecciones-hacia-2030.pdf

Díaz Bordenave, J. (2012). La comunicación y el nuevo mundo posible. Razón y Palabra, 80 http://www.razonypalabra.org.mx/N/N80/M80/01_Bordenave_M80.pdf

Ferrer, E. (1997).Información y comunicación. México:S.L. Fondo Cultura Económica de España. 166-260. México.

Gálvez, L  y Fernández, P. (2020, 24 de mayo 2020). El mundo post-COVID, un reto también personal. Eldiario.es https://www.eldiario.es/euroblog/mundo-post-COVID-reto-personal_6_1030706938.html

Justel, S. (2012) Transformación en la audiencia, transformación en los medios: un marco para el estudio de los retos y estrategias de las empresas periodísticas, en  AddComunica. Retos del periodismo ante el escenario digital.

http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/53599/83-113-1-PB.pdf?sequence=1

Manfredi, S. J.L (2015). Innovación y Periodismo: emprender en la Universidad. Cuadernos Artesanos de la Comunicación. Pp 24

Sanahuja,  José Antonio y  Tezanos Vázquez, S. (2016) Del milenio a la sostenibilidad»: retos y perspectivas de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Política y Sociedad, 1-23. https://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/51926

Sala Valdés, C. (2017) Repensar los objetivos de desarrollo sostenible desde la comunicación (ponencia). Encuentro Comunicando para un Desarrollo SOStenible.

Sevillano, E. (2020, 11 de marzo). La OMS declara el brote de coronavirus pandemia global. El País. https://elpais.com/sociedad/2020-03-11/la-oms-declara-el-brote-de-coronavirus-pandemia-global.html

Ramonet, I. (1998).La tiranía de la comunicación. Temas de Debate.

Taibo, C (2007). Los efectos de la globalización en la era de la comunicación” en Universidad, Medios de Comunicación y Solidaridad. II Edición Periodismo Solidario, UAM Ediciones: Madrid, 100.

Toro, Peña, O & Hernando Gómez, A & Contreras Pulido, P. (2018). Planeta Futuro, Desalambre y 5W, la consolidación de un periodismo especializado en desarrollo en España. Sphera Publica, 1, (18)

Wolton, D. (2007).Pensar la comunicación. Prometeo Libros Editorial.

UNESCO (2011).Comunicación para el Desarrollo: Fortaleciendo la eficacia de las Naciones Unidas. Recuperado de:http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CI/CI/pdf/communication_form_development_oslo_c4d_pda_es.pdf

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